sábado, 2 de noviembre de 2013

EL DOLOR DE YA NO SER


Ya nada es lo que era...
Una foto: La mayoría del Gobierno y de sus obsecuentes más feroces festejando ante las cámaras el haber perdido 4,5 millones de votos en dos años. Papelitos, música  y el Presidente En Ejercicio De Su Propia Estúpidez como maestro de ceremonia, en un estilo tinelesco y casi obsceno.

Otra foto: El ex Jefe de Gabinete de Cristina, junto al otro ex  Jefe de Gabinete de Cristina y a otros ex ministros y funcionarios de Cristina, explicando que ellos son lo nuevo que viene a suceder a Cristina.

Mas fotos: La cara de Barone irradiando una felicidad de orgasmo en un cuadro que completan otros ex esbirros de Magnetto y figuras como Estela de Carlotto (esa gran luchadora que consideró que su prestigio era demasiado y, en un acto de suprema humildad, decidió ofrendarlo en el altar de Néstor Él). La felicidad chorrea de la pantalla de 678, desborda la pantalla, sale de ella proyectada directamente sobre los creyentes: el 7D llegó por fin. La madre de todas las batallas se ha ganado. El grupo Clarin, que ha reemplazado en el imaginario de estos revolucionarios taradíos al imperialismo, la dependencia, las multinacionales y la burguesía, ha fenecido. Ya se ve por las pantallas al Lenin de Morón ingresando al Palacio de Invierno. El sistema se derrumba…

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Aire. Aire y humo. El aire para que el Gobierno pueda seguir respirando. El humo para tapar lo que se mueve por detrás de todo el circo.

Y lo que se mueve son dos realidades que hacen temblar tanto al Gobierno como a quienes aspiran a sucederlo: el agotamiento del ciclo económico “virtuoso” y la danza de los tránsfugas, es decir, los garrocheros, que comienzan a buscar otros horizontes más propicios para la práctica de su deporte favorito, que no es el salto con garrochas si no el vivir muy bien, demasiado bien, a costa del Estado.

Ambos temas merecen análisis detallados. Por el momento, solo algunas puntas que no cansen demasiado a eventuales lectores.

En cuanto al ciclo económico “virtuoso” iniciado bajo Duhalde – Lavagna, la rápida recuperación económica que tuvo la Argentina en el período 2003-2007, estuvo basada fundamentalmente en la devaluación de la moneda. Esta barrera para-arancelaria permitió la utilización de la capacidad ociosa que había quedado del anterior gobernante peronista, al que los actuales gobernantes peronistas no reconocen como peronista, pero a los que él, como buen peronista, apoya sin reservas por que, aunque no los reconoce como buenos peronistas, si admite que son peronistas. El apoya y estos se dejan apoyar: son todos peronistas, al fin y al cabo.

Es este mismo Gobierno el que minó las bases de la economía hasta la actual situación, lejana al estallido (aunque nunca se sabe), pero que nos lleva derechito al iceberg. La cuestión es quien va a estar al mando del Titanic cuando llegue el impacto. Si Cristina fuera radical o socialista no cabrían dudas: le harían pagar el costo de ajustar los números sin dudar. Pero es peronista; sabe de qué se trata. Si paga el costo ella; ¿Cómo asegurarse que no salpique al resto de los peronistas que aspiran a sucederla?. Y si la aprietan demasiado (saben bien cómo hacerlo); ¿No renunciará?. ¿No apelará a su estado de salud para dejar a Boudou y retirarse, volviendo tal vez en unos años ya recuperada?. Un sudor frío recorre la espalda de quienes se animan a especular con esto.

¿Y los tránsfugas?. Bien, preparándose. Ellos tienen apenas el horizonte de sus feudos y su tiempo es, a lo sumo, la próxima elección. De cada situación (aunque esta sea el incendio del Pais), buscan cómo sacar partido para mantenerse en sus Municipios y/o Provincias pequeñas. Están escrutando (y eso es lo único que les saca el sueño), la camiseta ganadora. ¿Será la de Tigre?. ¿Será el traje de motonauta?.

Cómo ocurre desde hace tiempo, todos miran a la Rosada con temor. Pero los motivos son ahora radicalmente distintos.


Ya nada es lo que era.