Las elecciones de 2003 demostraron que, lejos de irse, se
quedaron todos. Los radicales pagaron el pato de la etapa delarruista con la
peor elección de su historia. Los tres candidatos peronistas (Menem, Kirchner y
Rodríguez Saa) sumaron, por el contrario, más del 60% de los votos. Menem ganó
las elecciones con algo más del 24% y debía enfrentar en ballotage a Kirchner
quien obtuvo el 22%.
¿Quién era este Néstor Kirchner, aparte de un ignoto
gobernador de una de las provincias más chicas del País? ¿Cómo llegó a la
situación de pelear por la Presidencia?
Para la primera pregunta tenía respuestas el siempre bien
informado Horacio Verbitsky. Desde su columna editorial de los domingos en
Pagina 12, había avisado con precisión acerca de los turbios negocios que
emparentaban al Gobernador santacruceño con la petrolera española que había
adquirido a precio vil la estatal YPF. Llegó a calificarlo como “el candidato
de Repsol”. Explicaba el papel vergonzoso de Néstor en la privatización
fraudulenta de la empresa creada por Mosconi y sembraba dudas sobre el destino
final de los fondos que la provincia había recibido por regalías y que el
Gobernador depositó en un banco del exterior. Toda la progresía periodística
repetía la misma cantinela. Y más.
Se recordaba el pasado de ávido usurero del candidato; cómo
aprovechó la nefasta circular 1050 de la dictadura para enriquecerse dejando en
la calle a los incautos que habían obtenido su casita con créditos hipotecarios.
Se recordaban sus manejos de señor feudal de Santa Cruz, su disposición a no
permitir opiniones contrarias a su voluntad. Se recordaba su apoyo irrestricto
a Menem, “el mejor Presidente de la historia argentina”, en sus propias
palabras.Se recordaban los innegables vínculos familiares con el Videlismo. Se
recordaban muchas cosas que hoy, esos mismos periodistas progresistas, han
olvidado. La memoria juega, a veces, malas pasadas.
Para la segunda pregunta la respuesta es simple: Duhalde
apostó por Kirchner y puso el poderoso aparato que manejaba en la Provincia de
Buenos Aires a su disposición. Eso le permitió remontar desde un insignificante
5% en las encuestas hasta el 22% que le permitía disputar la Presidencia de la
República. La vida te da sorpresas.
Cuando todos los argentinos nos preparábamos para propinar
una paliza al califa riojano en el ballotage por venir, Menem renunció a
participar. Nueva sorpresa.
Con un porcentaje de votos inferior al que había obtenido
Illia en el 63 y que lo condicionó hasta su derrocamiento, Néstor Kirchner se
disponía a ejercer la primera magistratura.
¿Qué táctica debía adoptar para lograr la legitimidad que
las urnas no le habían dado?
(continuará)