miércoles, 19 de diciembre de 2012

CARTAS CERRADAS



Pocos recuerdan que aquellos feroces opositores a Rosas conocidos como la Generación del ´37 habían comenzado su vida pública ofreciéndose como intelectuales al servicio del caudillo. Don Juan Manuel, en el apogeo de su poder, los ninguneó: el no necesitaba ningún barniz que diera lustre a su Gobierno. De ese rechazo, nacería el encono.

Más acá en el tiempo, ni los participantes de FORJA ni los revisionistas lograron convencer al General Perón que acepte su tutoría ideológica. Algunos cargos menores para ciertos forjistas, anchoas para cruzar el desierto a los historiadores que pretendían ser oficiales, y nada más. El Poder se ejerce, no se justifica con ideas.

Los intelectuales de Carta Abierta parecen no saber nada de historia. Se empeñan cada día en encontrar demostraciones inteligentes y progresistas para mostrar que el Gobierno de los Kirchner es la encarnadura de los ideales revolucionarios que nacen en Mayo de 1810 y atraviesan todas las etapas de nuestra Patria (así, con mayúsculas). Cada tanto, se miran desconcertados y guardan silencio. No emiten opinión ni cartas ante barrabasadas como la Ley antiterrorista, la de las ART o los espasmódicos ataques de Blumberguismo (“la inseguridad la fomentan los jueces al dejar que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra”). Los libros se les queman y no encuentran un solo argumento que justifique por izquierda estas incomodas medidas y declaraciones. Ni hablar de la Barrick o Monsanto. No son corporaciones, no existen, no las ven, no insistan.

¡Tantas horas de lectura, tantos posgrados, tantas disertaciones y no pueden manejar la agenda ideológica del Gobierno Nacional y Popular!

¿Por qué Cristina no los eligió a ellos? Simple; porque tiene a otros que cumplen ese papel. ¡Y con ventaja! Los intelectuales tienen la mala costumbre de presentar, a veces, dudas. No hablan un lenguaje accesible a todo el mundo. Suelen pensar y eso no siempre es lo que más conviene.

Los Think Tank preferidos del Kirchnerismo están lejos de la Academia. Se han formado en las entrañas del Malo más Malo de todos los Malos: El Grupo Clarín. Barone, Gvirtz, Russo, y otros mamarrachos bien pagos, cambiaron de bando y, si ayer tributaron al menemismo, a la dictadura o al Gran Diario Argentino, hoy son militantes de la causa popular y la defienden con todo lo que tienen (poco, aparte del caradurismo).

Los intelectuales orgánicos de Carta Abierta callan, tragan saliva y esperan su momento. Mientras tanto, aprovechan para ir a cobrar el cheque. Que si la vida no te da alegrías intelectuales, al menos te llene la panza. Primun vivere, deinde philosophari.

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