“(…) justamente porque la
Argentina no se relaciona en nada con la de 2001/2002, vienen quedándose afuera
dos grandes bloques de poder: una parte del establishment de la economía que ya
no interviene en las decisiones políticas, y una parte del sindicalismo y de
los aparatos tribales, históricamente acostumbrados a las prebendas del
peronismo como partido de Estado. Este
peronismo, sobre todo desde la gestión de Cristina, marcha en camino opuesto a
esa costumbre.”
La frase
anterior corresponde al análisis (¿?) de los últimos acontecimientos del año
realizado por Eduardo Aliverti para Pagina/12, en la edición del 24-12. ¿Es
necesario acudir al clásico ejemplo del Gran Buenos Aires para refutar lo dicho
por el periodista? ¿Creerá realmente lo que escribe?
En ese
editorial (de alguna manera hay que llamarlo), agradecía a la extraña alianza
que no llegó a llenar la plaza de mayo el 19 de Diciembre el haberlo eximido de
todo comentario para retratar lo ocurrido durante 2012. Con su soberbia
habitual, se refiere despectivamente a los convocantes a ese acto como “una comparsa que tanto puede ser calificada de
indescifrable como de inmoral”. Los “extraños aliados”, le facilitaban el
elogio al Gobierno.
Extraño
lo de Aliverti. Olvidadizo el hombre. No recuerda dos cosas; que esa misma
alianza (Moyano, CTA, Izquierdas varias, etc.) es la que enfrentó al menemismo
en los ´90. Se ha agregado algún tránsfuga menemista, pero es básicamente la
misma. Y no recuerda tampoco la alianza que él integra y apoya; ex menemistas,
ex duhaldistas, ex delaruistas, ex funcionarios de la dictadura militar,
abogadas exitosas que se enriquecieron ejecutando hipotecas de gente a la que
dejaban en la calle, ex ucedeístas y actuales ladrones, lo peor de la
burocracia sindical incluyendo a buchones del Servicio de Inteligencia del
Ejército, todo adobado por sectores de organismos de Derechos Humanos y
periodistas de izquierda regados por el abundante maná de los fondos oficiales.
Ah!, y artistas populares que nunca habían soñado con cobrar lo que cobran por
presentarse en los escenarios Nac and Pop.
Por
alguna razón, Aliverti y otros progres necesitan justificar su pase al capitalismo
serio. No quieren reconocer (o tal vez no pueden sin perder su audiencia), que
están defendiendo lo que ayer nomás defenestraban. Necesitan revestirlo,
presentarlo de otra manera. Necesitan decir que no son ellos los que cambiaron,
que lo que cambió fue el Gobierno. Necesitan hacernos creer que se produjo un
milagro y los millonarios de Puerto Madero descubrieron las bondades del
socialismo. Es poco heroico defender a los Kirchner diciendo que han sido,
probablemente, el mejor Gobierno desde la recuperación de la Democracia dentro de los estrechos límites del sistema.
Entonces lo recubren de una intención revolucionaria que solo existe en su
inflamada y confusa argumentación. Se van de mambo.
La
grave y engolada voz de Eduardo Aliverti sigue apostrofando. Ayer, para
ensalzar al Che Guevara; hoy, para mostrarnos a Aníbal Fernández como un gran
pensador contemporáneo y no como el corrupto y asesino que es.
El
pudo elegir. Y eligió eso.
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